Bonjour, je viens de m'inscrire sur le forum et j'aimerais vous faire lire le tout début de mon histoire, j'aimerais savoir si vous aprréciez le style et si ça vous donne envie de continuer de lire. J'attends vos commentaires avec impatience.
- Hace mucho frio esta noche. Por supuesto no hubo respuesta.
No hacía mucho que Pat había empezado a mostrar las secuelas típicas: movimientos bruscos sin sentido, falta de atención y problemas de lenguaje. Hipoxia. El diagnóstico había caído como una jarra de agua fría. El doctor había evitado mirarle a los ojos. Pat era famoso por ser bastante iracundo pero aquél día no dijo nada.
Después de dejar a su marido en la cama, Solma salió al patio trasero y encendió una vela. Si aquél día hubiera estado en casa... pensó.
Era una mujer alta, exótica y una belleza aristocrática. Se acordó de la primera vez que le vió. Peinaba unas pocas canas y vestía un traje negro que ceñía sus brazos trabajados. Tenía la apariencia de un hombre adulto, que sabe lo que quiere y que, como descubriría Solma, hace cualquier cosa para conseguirlo.
Oyó como tosían a sus espaldas. La habitación estaba oscura y pudo intuir como su marido se sacudía bajo las sábanas.
"¿Por qué nos pasa esto? ¿Por qué a nosotros?" Se había hecho la pregunta miles de veces. Desde el momento en el que recibió la llamada del hospital no había dejado de darle vueltas. Cómo su marido había podido llegar a este punto?
Todo había sido perfecto. El novio perfecto, inteligente y emprendedor; la relación perfecta, respetando las tradiciones; la boda perfecta, el trabajo perfecto y los hijos perfectos. Nada que pudiera ayudarle a entender por qué Pat había caído poco a poco en las garras de aquello que le estaba destruyendo.
Volvió a la habitación después de constatar con amargura que la vela se había consumido, tal y como lo estaba haciendo su marido.
Mañana hablaría con él, quisiese o no. Necesitaba hablar de aquello. De su sobredosis de cocaína.